Compagino mi trabajo en el aula con asesoramiento a familias.

La maternidad y la profesión me han hecho dar cuenta de la necesidad de cambio, y me ayudan a sostener que hace falta generar nuevos aprendizajes, y borrar herramientas como el castigo, el grito o la amenaza.

Otras formas de hacer y estar son posibles, sobre todo con la alegría de vivir, porque no entiendo un acompañamiento sin estos ingredientes: alegría, amor y empatía.

Como decía el gran Loris Malaguzzi; «Nada sin alegría».

Y con esta alegría, el 2015 nació Marona de colors (Mami de colores), con una necesidad de compartir este cambio de mirada, de visibilizar un entender y comprender a los niños, desde el faro de luz que podemos ser y somos los adultos.

La maternidad me ha enseñado que no existe la perfección, que la presencia y la conexión son los pilares para una mejor convivencia, así como poder sostener el amor con un acompañamiento sano, respetuoso y con seguridad.

En las aulas, niños y familias, me han enseñado que la vida está llena de retos y adversidades que surgen en las diferentes etapas de la vida, pero que todas las etapas son bonitas de vivir, y hace falta hacerlo con la presencia y la harmonía que nos piden los niños.